La Parroquia San Francisco de Asís de Aguada, celebró la tan esperada y tradicional Misa Jíbara, como preámbulo a la celebración del descubrimiento de Puerto Rico y la fiesta a nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico. La Misa Jíbara es la versión puertorriqueña de la Misa. Es una versión regionalizada de la Santa Misa, donde se lleva a cabo en el idioma local con música folklórica. En Puerto Rico esta modalidad se atribuye al fenecido profesor y folklorista Pedro Escabí. La primera Misa Jíbara se celebró en la isla para 1964. Desde hace más de 20 años, la Parroquia San Francisco de Asís de Aguada celebra esta Misa, y este año Mons. Ángel Luis Ríos vino a presidirla como lo ha hecho también en años anteriores. Cada año se selecciona un tema resaltando la fe y la religiosidad del pueblo aguadeño. El altar se hermosea con una enorme bandera de Puerto Rico, enfatizando nuestros valores patrios, porque por Aguada fue que entró la cristiandad a nuestra Isla y muchos vienen vestidos con la ropa típica. En esta ocasión el tema presentado fue: "Los Cien años de la Construcción del templo parroquial". Mons. Ángel Luis Ríos, cómo aguadeño, en su homilía resaltó la fe, el compromiso y la entrega de tantos fieles que aunaron sus fuerzas para levantar y reconstruir el templo las veces que fuera necesario hacerlo. Recalcó que la sangre derramada de aquellos mártires todavía hoy sigue dando fruto. Fue muy emotivo escuchar que mientras haya un fiel creyente el templo la fe no se cae ni muere. Resaltó el valor de un pueblo que a pesar de haber enfrentado: martirio, persecución, huracanes, terremotos, la Gran Depresión y una pandemia, se ha mantenido de pie con una fe recia, que ha ido madurando y fortaleciéndose en cada dificultad. Pueblo unido que edifica, reconstruye y vuelve a construir las veces que sean necesarias su templo. En el ofertorio los niños y jóvenes presentaron las estampas de las diversas reconstrucciones que el templo ha tenido desde 1924 hasta el 2024, cien años de historia y valentía de un pueblo católico que mantiene viva la fe. Nuestro templo parroquial es el lugar de encuentro con el Señor, que nos espera cada día a través de los sacramentos.